Según la teorÃa de los colores, el conjunto de caracterÃsticas de cualquier individuo va a determinar su color, lo cual nos permite concluir que existen personas azules, rojas, verdes o moradas por su forma de ser. Además, también sabemos que existen matices de colores ya que las personas no siempre coinciden en todas sus caracterÃsticas. Por ahà alguien será amarillo mostaza y otro amarillo patito.
Planteemos la situación en que lograste conocer a aquella persona que cumple con las caracterÃsticas que son más importantes para ti, o en otras palabras, encontraste el color que tanto buscabas. Sin embargo, ahora imagina que esta persona está en búsqueda de un color distinto al tuyo. ¿Qué pasarÃa? ¿Qué deberÃa pasar?
A toda esta situación, súmale la posibilidad de que hayas idealizado a dicha persona. Esto significa que has logrado creer que es único(a) en el mundo, que nunca podrÃas encontrar a alguien como él (ella) y que serÃa irremplazable. Frente a ello, el miedo podrÃa aparecer como un ave rapaz, mirando desde lejos a su siguiente vÃctima. Si esta persona tiene las caracterÃsticas que tanto has buscado, si es el color que tanto has querido y la has idealizado; entonces por lógica aparecerá el miedo a perderla.
¿Qué cosas serÃas capaz de hacer para no perder al amor de tu vida?
El miedo es una emoción funcional, significa que funciona para algo. Sirve para protegernos frente a amenazas que ponen en riesgo nuestra integridad fÃsica o emocional. El problema está cuando sentimos miedo en peligros donde no lo hay. Por ejemplo, cuando concluimos que jamás tendrÃamos la posibilidad de encontrar a alguien “tan bueno(a) como él (ella)†y que debido a esto podrÃamos ser infelices eternamente.
La mentira aparece como una estrategia salvadora, que aparece adecuada pero que en realidad nos puede hacer mucho daño. Miento para ser aceptado, para que no vean mis verdaderas caracterÃsticas. Miento en ser un color que no soy, para no ser rechazado por el color que soy.
Si caemos en el error de creer en una jerarquÃa universal, entonces aparecerá una amenaza adicional: el que me rechacen. Esto podrÃa hacerme creer que soy rechazable universalmente, que mi color, mi conjunto de caracterÃsticas de personalidad, es rechazable para todos. Y frente a esta terrorÃfica posibilidad, mentiremos no solo para no perder al “amor de tu vida†sino también para no confirmar que somos desechables amorosamente.
El cambio no lo hago por mejorar o pensando en la otra persona, sino lo hago para reafirmar mi autoestima. Curiosamente es lo que menos ocurrirá en esta situación.
La mentira puede llevarte a regalar cosas, decir frases bonitas o expresar palabras de amor; no porque te provoca sino porque quieres convencer a la otra persona de que te acepte. Solo estarÃas pensando en ti. Poco a poco un mensaje se repetirÃa en tu cabeza como un taladro intentando tatuarse en lo más profundo de tus pensamientos: no soy lo suficientemente bueno tal y como soy. Creerás que estás tan mal que debes mentir sobre quién eres. PodrÃamos terminar cambiando cosas que no queremos cambiar, con tal de ser aceptados.
No te estás adaptando o mejorando, solo estás disimulando. La mentira continúa devaluando la autoestima y reafirmando que la otra persona es mejor que tú. Frente a ello, quizás una frase podrÃa servir de flotador para no ahogarnos…
Es mejor ser tú mismo y estar con alguien que te acepta; a aparentar ser otra persona para estar con alguien que no te acepta.
Es importante aclarar que cuando menciono la palabra color, no infiero o sugiero criterios de cultura, religión, sexualidad, estrato económico, color de piel, entre otros. recomiendo leer el artÃculo que trata “la teorÃa de los coloresâ€, para asà entender mejor el mensaje de este blog.
Este es el octavo capÃtulo de una serie de artÃculos que terminarán por explicar cómo las personas vemos el mundo de las relaciones y entender que las creencias cumplen un papel importante.Â
Ten en cuenta que estos artÃculos están escritos desde la mirada de un hombre hacia una mujer, solo porque la mayorÃa de los ejemplos parten de mi propia experiencia. Pero esto puede aplicarse a cualquier manifestación o expresión del amor, en todas sus hermosas dimensiones.